martes, 7 de septiembre de 2010

Carta al lector

A dios pido permiso
para poder desobedecer esta noche sus ordenes.

Quiero dejar la tierra a mis pies
y permanecer inerte en el tiempo.

Volver a la tierra con los gusanos
con el polvo antiguo de mis hermanos.

Quiero nutrirme de muerte en este sábado de agosto
y clausurar las puertas del cielo frente mio.

Agotar las alas frágiles de la libertad
ahumar sus ridículas cicatrices de vino, cigarro y putrefacción.

Hoy te pido, Dios, el respeto que me debes
que como a cualquier otro deberías de entregarle.

Respeta mi derecho a la lujuria y rabia,
a la sabrosa ansiedad antes de cortar el calor.

Abriré mundos desaparecidos en la bondad,
reinos llenos de verdades tristes y eruditas.

Pon final, Dios, a tu tango de dos por tres,
que no es chistoso ver nuestra sangre saliendo por el grifo.

Cruel resultaste, infeliz agitador de masas
en escusa te transformaste para hombres-bomba que acaban con nuestras casas.

No te justifiques en nuestra estupidez,
que fue tu inteligencia la que nos trajo aquí.

Mejor deja de joder,
y ponte a trabajar en nuestro fin.

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