domingo, 27 de junio de 2010

Dime, amigo mío

Dime, amigo mío, ¿llamas a esto estar bien?

¿Libertad completa? ¿Felicidad por doquier?

O ¿es que te han engañado los mimos?

¿Las imágenes incorrectas? ¿Las enseñanzas de tus muros?

¿Acaso no puedes ver, no puedes fuera de tu burbuja ver?

¿Ya no alcanzas a distinguir la mugre, en tu blanco placer?

Amigo mío, que no te ciegue un poco de comodidad,

o un alto puesto en el ranking de esta sociedad.

Ahí afuera los niños aun corren descalzos,

no jugando a la pelota, sino que robando bancos.

Las mujeres no llevan esos perfumes para tu deleite,

es que deben vender sus cuerpos, antes de que a casa llegue el hambre

la muerte.

¿Y puedes distinguir a ese hombre encapuchado?

el no es un demonio, es un hombre que lucha contra los atracos.

Los atracos que nos angustian a todos cada día,

no los de las calles, no los de las esquinas.

Hablo de asaltos a nuestra dignidad, a nuestra libertad perdida,

en cada fin de mes, en cada plato de comida,

en cada cuota que no está al día.

A cada segundo espectros verdes nos persiguen,

en busca de sangre fresca, de cuerpos medio muertos y grises.

Y no culpes a quienes no corresponde, a aquellos niños, aquellas mujeres, a aquel hombre

porque solo son marionetas, juguetes infértiles, inertes.

Por eso yo a ti te pido, tú que aun sigues vivo,

Abre los ojos, huele la mierda,

Grita fuerte y claro,

¡qué la libertad en los ojos de los niños, no muera!

No hay comentarios:

Publicar un comentario