martes, 8 de junio de 2010

Lucidez en el trabajo



Aunque sentado estoy entre viejos conocidos,
me siento alienado en un ambiente que resulta familiar.

Los seis años que hasta aquí me han traído,
flotan como burbujas en el mar.

Los siento inútiles, inertes, faltos de contenido y de masa cerebral,
son meras luces y fuegos de artificio, muchos adornos para algo
tan insípido y superficial.

Todos a mi alrededor parecen imbéciles, prendidos de falsos anhelos,
un asiento en este edificio, un café vomitado por una
máquina al desayuno.

Mirar sus miradas, sentir sus sentires, respirar su mismo aire me enferma,
me llena de falsedades y mierdas.

Es probable que yo sea más imbécil que ellos,
al menos saben lo que quieren.

Aquí sentado no puedo ser verdadero,
no puedo siquiera tirarme un peo.

Se sienten seguros de sus futuros,
guiados por banderas que resguardan sus caminos.

A ratos no se si hablo desde la envidia o la clarividencia,
aunque sea más probable que sea desde la primera.

Muchas veces es la envidia la que mancha estos papeles,
que se llenan de verborrea oscura y ostentosa, pomposa y estúpida,
oculta tras un intento de banalidad lúcida.

1 comentario:

  1. ufff, sin palabras, demasiado bueno Juampi, fuerte, profundo, me gustó...

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